—Mes y medio en el cielo y ni un maldito avistamiento. Parece que nuestra aventura ha tenido más repercusiones de las que pensé.— Un puro se consumía lentamente sobre el cenicero, junto a las piezas del revólver de Vestri.
—Son unos maricas con dinero. No hace falta otra explicación.—La ceja del enano se alzó para dejarme ver sus pesados ojos negros. —¿Por qué no hacemos una competencia de tiro y, de paso, reducción de personal?
—No lo entiendes, ¿verdad? Hay algo muy extraño, un olor a guerra en el aire...
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