Y habrá que mostrarle al resto de los hombres que se está bien, que todo sigue como si nada, como si jamás se hubiera cortado el tendón de nuestras piernas, que las estacas de nuestros pies no duelen, que no llora sin remedio la lengua del agua de los ojos. Que todo está bien. Que los sauces siguen en pie, aunque tengan las raíces expuestas a la tormenta de arena y que el huracán pasó sin golpear la costa. Que aún tenemos la misma sonrisa de antes de quebrarnos y que las lágrimas que se escapan con la música o con las palabras son lágrimas de emoción pura y no de recuerdo.
De esas cenizas, fénix nuevo espera;
(que no compiten flores a rubíes)
y pálidos, después, de temerosos.
Y cuando con relámpagos te ríes,
de púrpura, cobardes, si ambiciosos,
marchitan sus blasones carmesíes.
Francisco de Quevedo
jueves, 8 de noviembre de 2012
Impresiones II
Y habrá que mostrarle al resto de los hombres que se está bien, que todo sigue como si nada, como si jamás se hubiera cortado el tendón de nuestras piernas, que las estacas de nuestros pies no duelen, que no llora sin remedio la lengua del agua de los ojos. Que todo está bien. Que los sauces siguen en pie, aunque tengan las raíces expuestas a la tormenta de arena y que el huracán pasó sin golpear la costa. Que aún tenemos la misma sonrisa de antes de quebrarnos y que las lágrimas que se escapan con la música o con las palabras son lágrimas de emoción pura y no de recuerdo.
jueves, 19 de abril de 2012
Hay días en los que el mundo simplemente se quiebra
miércoles, 18 de abril de 2012
Sin tu latido
De nombres
martes, 17 de abril de 2012
Impresiones
Spirit walker
sábado, 24 de marzo de 2012
Bajo la música de las esferas
Cierro los ojos y se expande el tiempo. Así escucho moverse a los planetas junto a mí, veo las pirámides y las plumas y veo sus calles; escucho una campana que sigue a las manecillas de un reloj colosal. Saturno ríe a la distancia, rodeado por sus hijos, los anillos.
Aquí adentro no hay límites. Aquí, tras la oscuridad de los párpados aprendes a rezurcir el mundo, a reparar tus grietas, a fundir la tristeza y el desespero en el corazón de los volcanes. Porque aquí estás en compañía de ti mismo, de los eones, los gigantes y los vikingos; aquí conoces los rituales de mil civilizaciones y escuchas cientos de lenguas decir “te amo.” Aquí es donde se unen los números y las letras, y juntos entonan la Música de las Esferas. Lo demás no existe. Somos lo que creemos, y lo que crees es creado a tu alrededor. Yo creo galaxias, y me rodean las estrellas.
Entonces dejas de estar sola.
El Universo se une contigo como están unidas las hojas a los árboles.
Aprendes a callar, a escuchar tu propia voz y la de los otros. Todos somos el Cosmos y danzamos juntos, como los Planetas, en la órbita del Sol. Para abrir Un Ojo tienes que cerrar los dos, respirar el incienso y escuchar las cascadas del alma. Aquí es donde se unen el hombre y los dioses. Más allá de la carne, más allá y entre la materia, anudados a los átomos.
No escapamos del tiempo, lo manipulamos. No escapamos del mundo, lo reconstruimos con triángulos y sietes; con ciclos, onces, ochos y cincuenta y dos.
La física cuántica, los pulsares, las nebulosas, los océanos y los animales viven dentro de ti, esperando el llamado primigenio, el primer cántico, el primer rezo, antes de Babel. Son los nahuales. Son el Fylgia.
Son los tótems de ojos abiertos que predicen y esperan la tormenta.
Quítate de encima cuatro mil años de sopor.
Deja atrás las arenas de Egipto.
Deja atrás los vientos de obsidiana.
Ya terminó el tiempo de las lágrimas; empieza ya la Era de Acuario.
Todo es poesía, todo es música, todo está en los números.
Despierta, niña, y rejuvenece.