De esas cenizas, fénix nuevo espera;

Mas con tus labios quedn vergonzosos
(que no compiten flores a rubíes)
y pálidos, después, de temerosos.

Y cuando con relámpagos te ríes,
de púrpura, cobardes, si ambiciosos,
marchitan sus blasones carmesíes.


Francisco de Quevedo


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miércoles, 21 de julio de 2010

Métrica española - Más sobre el soneto

En una entrada anterior cubrí los aspectos técnicos concernientes a la métrica del soneto clásico. En esta ocasión, trataré la estructura interna; el juego. Ya apunté, también, que durante el Barroco el soneto fue una de las formas principales de la poesía, y que dentro de ésta brotaron corrientes complementarias, llámense Conceptismo y Culteranismo. La "jaula" que representa la métrica estricta de los sonetos dio paso a procesos de adaptación muy interesantes. Por una parte, el hipérbaton, una de las principales vías por las que fluye el verso dentro de los sonetos, es la alteración del orden sintáctico tradicional; el cambio de orden en las oraciones. Tenemos un ejemplo de la Fábula de Polifemo y Galatea de Góngora:

¡Tal la música es de Polifemo! - Como podemos ver dentro de este verso, el orden del sujeto y del verbo se ve alterado. En la forma común, tendríamos: Tal es la música de Polifemo. Por supuesto, el hipérbaton puede complicarse más, incluso a través de estrofas enteras. Pongo ejemplo con unos versos míos, que dicen:
[...] Se han, tras tanto llorar, a cruenta caza, // dóciles estas manos entregado [...] Aquí vemos cómo el hipérbaton pasa a ampliarse de un sólo verso a dos; esto es posible gracias al encabalgamiento, que trataré más adelante. Como es evidente, hay exceso de comas. Aunque no es regla, es bastante común que éstas marquen el punto donde se está flexionando la estructura.

Un hipérbaton más complejo lo tenemos en la anteriormente citada obra gongorina.

[...] No la Trinacria en sus montañas, fiera, // armó de crueldad, calzó de viento, // que redima feroz, salve ligera,// su piel manchada de colores ciento[...] Como hemos visto, el hipérbaton sirve ora para darle una nueva estética al verso, ora como método ingenioso de adaptar la métrica a la palabra y no la palabra a la metrica. Una característica particular de las ideas sometidas a este proceso de reacomodo es que es muy difícil, a veces imposible, reconstruir una "oración original." Por mi experiencia, puedo decir que lo que se retuerce es la idea; es decir, no existe tal "oración primgenia" (aparte, queda muy sintético -veamos esto como "falso" y no "reducido"- al momento de querer quebrantarlo; se nota que una oración fue fragmentada y resurcida), sino una idea principal, y es ésta la que sí se puede reestructurar deshaciendo el hipérbaton.

El encabalgamiento, si nos ponemos estrictos, tiene tres subcategorías, dependiendo de qué parte de la oración, qué grupo sintáctico es el que ligue al siguiente. Sin embargo, por pragmática, utilizaré sólo la idea principal, que es continuar lo que se dice en un verso en el siguiente, suprimiendo la pausa versal. Es fácil, en general, distinguirlo, pues las comas son las que nos indican la presencia o ausencia del mismo.

Veamos el cierre de dos sonetos de Quevedo, Amor constante y A Roma, dos de mis favoritos.
Sin encabalgamiento, Amor constante...
[...] Su cuerpo dejará, no su cuidado; // serán ceniza, mas tendrá sentido; // polvo serán, mas polvo enamorado. /// Aquí se aprecia el signo de puntuación que divide cada verso. Estos carecen de encabalgamiento y se respetan los puntos marcados. Tiene una pausa perfecta, que es cuando concuerda una pausa "ortográfica" con una versal.
En el otro, A Roma, existen dos encabalgamientos finales; para efecto, quito las pausas versales, pues eso es lo que hace, por sí misma, esta forma:
¡Oh Roma! En tu grandeza, en tu hermosura huyó lo que era firme, y solamente lo fugitivo permanece y dura.

Dentro de un soneto, además de la reeestructuración, existen otros mecanismos. Existe un "esqueleto" dentro del poema que lo divide en cuatro partes: planteamiento, desarrollo, pie y cierre.
El planteamiento, como indica su nombre, es donde el poeta establece la idea principal. Tomaré un soneto de Quevedo, Compara con el Etna las propiedades de su amor, para ejemplificar.
Ostentas, de prodigios coronado, // sepulcro fulminante, monte aleve, // las hazañas del fuego y de la nieve,// y el incendio en los hielos hospedado.
Aquí vemos cuál es la idea central: Describir el volcán que le da título al poema. La antítesis aparece múltiples veces dentro de la poesía barroca; el "grillos de nieve, plumas de hielo" gongorino remite parcialmente, pues aunque los términos, por sí mismos, no son contrarios, sí lo son semánticamente. Vemos que un "grillo" (en nuestros días, grillete) de nieve resultaría extremadamente ligero; "plumas de hielo" se vuelven, asimismo, muy pesadas.

El desarrollo, de igual modo, remitiéndome a su nombre, continúa la idea anterior. En el caso presente tenemos:
Arde el hibierno en llamas erizado,// y el fuego lluvias y granizos bebe;// truena, si gimes; si respiras, llueve en cenizas tu cuerpo derramado.

El pie es un puente entre lo que se dice en los cuartetos y lo que se dirá al final. A veces puede ser un resumen de lo que ya se dijo o una prolongación del mismo. La función, sin embargo, es ésa: preparar al lector para lo que se revelará en el final; puede ser, también, entonces, un cambio de voz o tono. En este caso, sucede esto último:
Si yo no fuera a tanto mal nacido,// no tuvieras, ¡Oh Etna!, semejante: //fueras hermoso monstro sin segundo.

El cierre del soneto es donde se resume, contradice o cambia lo que se venía diciendo durante las tras partes anteriores. Cualquiera que sea el caso, esta es una de las partes más fuertes de los sonetos: es común que el verso final posea una fuerza extraordinaria. Tenemos, por citar algunos, el Polvo serán, mas polvo enamorado; ninfas que habitan dentro de dos ríos,;presentes sucesiones de difunto; en el caso de Lope de Vega, esto es amor, quien lo probó, lo sabe o para lo mismo responder mañana; Góngora: En Géminis vosotras, yo en Acuario... y, en el caso que nos incumbe:
Mas como en alta nieve ardo encendido,// soy Encélado vivo y Etna amante,// y ardiente imitación de tí en el mundo.

En otra entrada trataré algunas figuras de la poesía barroca. Por hoy, es todo.

domingo, 11 de abril de 2010

Métrica española - Generalidades del romance

El romance es una forma española. Inicia su cultivo desde la Edad Media gracias a las formas árabes jarcha y zéjel; recordemos que éstos duraron más de setescientos años dentro de la península.

Aunque su composición es relativamente más sencilla que la del soneto, debido a la libertad que ofrece su estructura- se riman versos pares nada más,quedando b-a-c-a-d-a-e... - lo complicado en él es que se narra una historia, además de que posee rima asonante (es decir, riman sólo las vocales a partir de la última acentuada; así, fuego rima de manera asonante con pueblo, por ejemplo y, de paso, rima también con esta última) y mide ocho sílabas.

Otra característica suya es que no necesita dividirse en estrofas (párrafos) como el soneto; un solo romance puede tener cientos de versos sin división.

Dejo una parte del romance Advierte al tiempo de mayores hazañas, en que podrá ejercitar sus fuerzas de Quevedo; más por extensión que por gusto es por lo que lo recorto. Vemos que la rima asonante es é-e.

Tiempo, que todo lo mudas,
tú, que con las horas breves
lo que nos diste, nos quitas,
lo que llevaste, nos vuelves:
tú, que con los mismos pasos,
que cielos y estrellas mueves,
en la casa de la vida,
pisas umbral de la muerte.
Tú, que de vengar agravios
te precias como valiente,
pues castigas hermosuras,
por satisfacer desdenes:
tú, lastimoso alquimista,
pues del ébano que tuerces,
haciendo plata las hebras,
a sus dueños empobreces:
tú, que con pies desiguales,
pisas del mundo las leyes,
cuya sed bebe los ríos,
y su arena no los siente.

domingo, 4 de abril de 2010

Métrica española - Generalidades del endecasílabo

Estas semanas de vacaciones pretendo subir algunas cosas de poesía medida/clásica/estructural. Empezaré por el soneto, mi forma preferida de poesía. En lengua castellana, los primeros sonetos datan del siglo XV, aunque los dos siglos siguientes, dentro ya del Barroco, lo adoptarían y explotarían al máximo. En los años siguientes se harían modificaciones a su estructura, pero lo que se tratará en esta ocasión será la forma importada del italiano.

Un soneto clásico se conforma de dos cuartetos y dos tercetos endecasílabos. El soneto puede estructurarse de las formas ABBA ABBA CDC DCD; ABBA ABBA CDE CDE; ABAB ABAB y variacones de los tercetos. Las máyusculas indican que los versos son de "arte mayor"; es decir, mayores a ocho sílabas. Cada letra representa una rima consonante (éstas son aquellas en las que las palabras termian igual consonantes y vocales a partir del acento; vía rima con salía; ingenio con milenio, tumba con derrumba). Tenemos, entonces, de cuatro a cinco combinaciones para estructurar el poema.

Un verso endecasílabo, como su nombre indica, es aquel que se compone de once sílabas. La regla de métrica nos dice que si un verso termina en agudo se agregará una sílaba a la línea poética; si lo hace en esdrújula, se restará. Esto, por supuesto, no es arbitrario. Cuando un verso termina en agudo, se dice que la palabra "se alarga" una sílaba porque el acento requiere "un tiempo" para desvanecerse. Con las esdrújulas pasa lo contrario: Siendo que el acento está tan lejos del último núcleo silábico, éste se considera débil y pierde su "longitud" reduciéndose de tres a dos sílabas.

Dentro del verso los acentos juegan un papel vital para ganar el ritmo que el autor desee. El yambo es la alternancia de sílabas no acentuadas y acentuadas. Por poner un ejemplo, el verso:
Si mar, mi voz será en tus olas viento.

está acentuado de la siguiente manera, donde guión medio representa sílaba muerta y guión largo es sílaba tónica.

Si (-) mar(_) mi(-) voz(_) se(-) ráen(_) tus (-) o(_) las(-) vien(_) to.(- )

Existen, naturalmente, otros ritmos dentro de la métrica tradicional, pero no me ocuparé de ellos en esta ocasión. Sin embargo, sí aprovecho para marcar algo que tal vez no sea tan obvio para quienes no está acostumbrados a la medición silábica. El fragmento del ejemplo anterior posee un diptongo (fusión de dos sílabas en una sola; en este caso "ráen") que reduce la medida de doce a once. Esta es una forma común de reducir los versos. Góngora posee un ejemplo notable en el verso (de ritmo yámbico, ya que estamos) en el soneto que inicia "Mientras por competir con tu cabello..." Cito:

En tierra, en humo, en sombra, en polvo, en nada.

Veamos, por ahora, la descomposición silábica:

En(-) tie(_) rraen(-) hu(_) moen(-) som(_) braen(-) pol(_) voen(-) na(_) da. (-)

Aquí vemos cómo es que logra reducirse, gracias al empleo de un hecho natural del lenguaje, la medida de un verso de quince a las once sílabas clasicas de los sonetos. Con sólo los dos ejemplos anteriores aún no se percibe, pero dentro del endecasílabo ocurren cinco fenómenos acentuales distintos, por lo menos. Estos se han llamado de distinta manera dependiendo de dónde es que cae el primer acento: en la primera, segunda, tercera o cuarta sílaba. Además, para que esto se lleve a cabo "debe" haber también un acento en la sexta sílaba, y sólo en casos extraordinarios, la sexta se mueve a la octava. Debo decir que todos mis ejemplos los tomaré de Quevedo, por razones obvias viendo mis publicaciones anteriores. Cabe hacer la aclaración de que no solamente se presenta en sonetos, sino que liras, silvas y otras formas (incluso Piedra de Sol de Octavio Paz) más o menos libres siguen los mismos patrones.

El endecasílabo enfático posee acento en la primera sílaba y en la sexta, por lo menos. Este es el primero de los "fenómenos acentuales" que conciernen a este tipo de verso. El ejemplo viene del poema A Roma sepultada en sus ruinas de Quevedo, en donde, además, tenemos un acento arrítmico, que no es otra cosa que un acento que cae junto a otro; en este caso, en la segunda sílaba:

¡Oh Roma! En tu grandeza, en tu hermosura...
Oh(_) Ro(_) maen (-) tu(-) gran(-) de(_) zaen (-) tuher(-) mo(-) su(_) ra(-)

Si nos fijamos con detalle, sólo las sílabas 1,2, 6 y 10 poseen acento; se considera enfático porque el primero está al principio.

El segundo tipo de endecasílabo es el heróico. Posee acentos en las sílabas 2 y 6, pero, como en el caso anterior, puede tener en la 4 y/u 8; se considera heróico sólo si el primer acento va en la segunda sílaba. Este es el verso que sigue al poema ya citado.

huyó lo que era firme, y solamente...
hu (-) yó(_) lo(-) quee (_) ra(-) fir(_) mey (-) so(_) la(-) men(_) te(-)

El endecasílabo melódico se ubica en la tercera sílaba y en la sexta. Como en los casos anteriores, puede tener acento en las sílabas 4,5,7,8, pero no en la primera ni en la segunda, porque se volvería, entonces, melódico o heróico. Este es del poema Soneto amoroso definiendo el amor del mismo.

...el que en todo es contrario de sí mismo!
el(-) queen(-) to(_) does(-) con(-) tra(_) rio(-) de(-) sí(_) mis(_) mo(-)

El sáfico presenta dos variantes. Es, por definición, aquel que tiene acento en la sílaba cuarta y en la sexta, pero en la práctica sucede que hay, cuando menos, tres casos:

El primero ocurre cuando se cumple la regla como tal, acentándose en las sílabas 4 y 6. El segundo es similar al heróico: Toma acentuación en la segunda silaba, en la cuarta y pasa a tener el de la sexta a la octava. El último caso de sáfico se construye acentuando no en la 4 y 6, sino en la 4 y 8.
Quedarían, pues, así los ejemplos:

Primer caso (4,6):
Sor Juana Inés de la Cruz, Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba...
Cierre del soneto
mi corazón deshecho entre tus manos.
mi(-) co(-) ra(-) zón(_) des(-) he(_) choen(-) tre(-) tus(-) ma(_) nos(-)

Segundo caso (2,4,8):
Francisco de Quevedo, Canción amorosa;Besando mis prisiones...
Tercera estrofa
...que el juez escucha al que condena a muerte
queel(-) juez(_) es(-) cu(_) chaal(-) que(-) con(-) de(_) naa(-) muer(_) te(-)

Tercer caso (4,8):
Francisco de Quevedo, Soneto amoroso definiendo el amor
segundo cuarteto
es un descuido que nos da cuidado...
es(-) un(-) des(-) cui(_) do(-) que(-) nos(-) da(_) cui(-) da(_) do(-)

Estos son, en general, los procesos rítmicos que operan en la estructura endecasílaba. Sin embargo, aún faltan los recursos retóricos y, para eso, necesitaré más tiempo... y otra entrada. Subiré en estos días los poemas completos de donde saqué los ejemplos.