De esas cenizas, fénix nuevo espera;

Mas con tus labios quedn vergonzosos
(que no compiten flores a rubíes)
y pálidos, después, de temerosos.

Y cuando con relámpagos te ríes,
de púrpura, cobardes, si ambiciosos,
marchitan sus blasones carmesíes.


Francisco de Quevedo


viernes, 30 de diciembre de 2011

Stille Wasser [sind tief]

Seis años en Aguascalientes no han pasado en vano. Es verdad que no acabo de adaptarme, y no me acaba de gustar el estado y demás. Pero siendo justo, tampoco sería quien soy de no haberme pasado Aguas. En seis años he conocido, al menos, seis amigos, y mucha gente que vale la pena. Del primer año recuerdo a Ana y al Chango. Del segundo a mis otros tres hermanos, Felipe, Fer y Pedro. Del tercero, a Arandy y Mauricio, y poco después María, Magaly, Itzel. Unos meses después te conoceríamos, Zianya. A todos ustedes, gracias por estar, y, sobre todo, por ser.

Los años siguientes, o anteriores, son más borrosos. Descubrí que amaba la poesía, y a los poetas de los Siglos de Oro. Creo que dejé de medir el tiempo por años, y lo empecé a grabar por sucesos. Recuerdo haber entrado al taller de Lety cuando tenía 18, me parece, y en (ya) cuatro años los nombres de Diego, Luis, César, Héctor, Iván, Jocelyn, Miguel, Carlos, Liliana (de "mi" generacion, la de entrada) y Karla, Mary, Elena, Andrea, Diana, Aldo y Eihezem (de la "nueva" generación) se suman a los otros talleristas, de la uni, Adriana, Brenda, Andy, Sandra, Jenny, Milton, Mario, Arely, Carlos. Muchas gracias también, Lucy, Ilse, Lupita, Marco, Silvia y joven Tole. He aprendido muchísimo con ustedes, y a no perder la pasión por lo que hago.

Como decía al principio, nací en Puebla, pero me formé en Aguascalientes. A todos ustedes, gracias. Falta ver qué me traen los reyes magos. Aparte de larga vida a mis primos, Armando, Daniela y Hugo. Los quiero broddas. Y a ver si te apareces más Lucy.

Ah, y extraoficialmente, gracias a Bethesda Game Studios por crear el Skyrim y a Blizzard Entertainment por robarme casi dos mil pesos en mensualidades del WoW. Mi vida no sería la misma sin ustedes.

Sturmlieder

Los primeros recuerdos de mi infancia se remontan a las lluvias de Puebla, las inundaciones en el barrio de Xonaca, caminar empapado por el Barrio de los Sapos. Todo era agua. Más que sombras, el tiempo era agua. Y lo sigue siendo. Dejamos Puebla, si mal no recuerdo, el 28 de enero de 2006; un amigo me dijo [cita textual] "No mames cabrón, es el peor regalo que se te pudo ocurrir." [Fin de cita] Cumplía el 27. Hay gente de la que retengo momentos, algunas frases . Creímos que sería eterno, y prueba de ello es la ausencia de fotografías. Cuando crecemos nos damos cuenta de que moriremos, e intentamos preservarnos en cualquier casa, tras cualquier espejo.

Llevo seis años en Aguascalientes y no termino de adaptarme. Son ciudades distintas. La gente es distinta, tal vez más amable; más inocente, si se quiere. No sabría precisarlo, y no acaba de gustarme. El asunto es que el cambio sucedió cuando apenas me estaba formando una imagen de mí mismo, y entonces creí que "había perdido todo." Y para efectos prácticos, así fue. De pasar casi cincuenta horas a la semana contigo, mi hermano, Jovann, a hablar una vez cada venida de obispo hay una diferencia abismal. Y los demás días son lluvia. Supongo que crecimos, y lejos, y distintos, pero sembramos entre nosotros algo más poderoso que la sangre. Me harían falta meses para ponerme al corriente; nos harían falta años para precisar en qué cambiamos. Y para todo eso tenemos nuestro Conker ;)

El tiempo es imparcial. Así nos ha juzgado. Y de entre todos te salvó a tí, Jovann. Hay amistades que sobreviven. Cierro los ojos y escucho la Tormenta.

martes, 7 de junio de 2011

XLIV

Dejo uno de mis sonetos. Tiene algunos detalles, como la rima, que no se cumple al cien por ciento; la sacrifiqué un poco para poder darle más matices al texto per se.

XLIV

Letras de luz, misterios encendidos.
Francisco de Quevedo

Esta noche ya Virgo se ha sumido
en de estrellas el mar del cielo al fondo;
soy Leo en la pasión con que te adoro
si en tu cabello no, Escorpión dormido.

Despierto en Capricornio convertido;
si tú en Europa, en Tauro me transformo;
y en éter y en un beso, en ti me escondo,
Cáncer que en aguas dos habrá bebido;

en cántaros que emanen de ordinario
luz que en tus astros, Libra, repetida,
a geminados Piscis sea un Acuario,

o fuentes, do mi llama dividida
se nutra y crezca y te ame, y Sagitario
me ofrezca en hecatombe, incendio y vida.

Soledad primera (coros) - Luis de Góngora

Después de varios meses de abandono, retomo el blog. Esta vez pongo algo de lo que he estado leyendo más recientemente: las Soledades.


CORO I

«Ven, Himeneo, ven donde te espera

con ojos y sin alas un Cupido,

cuyo cabello intonso dulcemente

niega el vello que el vulto ha colorido:

el vello, flores de su Primavera,

y rayos el cabello de su frente.

Niño amó la que adora adolescente,

villana Psiques, Ninfa labradora

de la tostada Ceres. Ésta, ahora,

en los inciertos de su edad segunda

crepúsculos, vincule tu coyunda

a su ardiente deseo.

Ven, Himeneo, ven; ven, Himeneo.»


CORO II

«Ven, Himeneo, donde, entre arreboles

de honesto rosicler, previene el día,

—aurora de sus ojos soberanos—

virgen tan bella, que hacer podría

tórrida la Noruega con dos Soles

y blanca la Etïopia con dos manos.

claveles del Abril, rubíes tempranos,

cuantos engasta el oro del cabello,

cuantas —del uno ya y del otro cuello

cadenas— la concordia engarza rosas,

de sus mejillas, siempre vergonzosas,

purpúreo son trofeo

Ven, Himeneo, ven; ven, Himeneo.»


CORO I

«Ven, Himeneo, y plumas no vulgares

al aire los hijuelos den alados

de las que el bosque bellas Ninfas cela;

de sus carcajes, éstos, argentados,

flechen mosquetas, nieven azahares;

vigilantes aquéllos, la aldehuela

rediman del que más o tardo vuela,

o infausto gime, pájaro nocturno;

mudos coronen otros por su turno

el dulce lecho conyugal, en cuanto

lasciva abeja al virginal acanto

néctar le chupa Hibleo.

Ven, Himeneo, ven; ven, Himeneo.»


CORO II

«Ven, Himeneo, y las volantes pías,

que azules ojos con pestañas de oro

sus plumas son, conduzgan alta diosa,

gloria mayor del soberano coro.

Fíe tus nudos ella, que los días

disuelvan tarde en senectud dichosa;

y la que Juno es hoy a nuestra esposa,

casta Lucina —en lunas desiguales—

tantas veces repita sus umbrales,

que Níobe inmortal la admire el mundo,

no en blanco mármol, por su mal fecundo,

escollo hoy del Leteo.

Ven, Himeneo, ven; ven, Himeneo.»


CORO I

«Ven, Himeneo, y nuestra agricultura

de copia tal a estrellas deba amigas

progenie tan robusta, que su mano

toros dome, y de un rubio mar de espigas

inunde liberal la tierra dura;

y al verde, joven, floreciente llano

blancas ovejas suyas hagan, cano,

en breves horas caducar la hierba;

oro le expriman líquido a Minerva,

y —los olmos casando con las vides—

mientras coronan pámpanos a Alcides

clava empuñe Lieo.

Ven, Himeneo, ven; ven, Himeneo.»


CORO II

«Ven, Himeneo, y tantas le dé a Pales

cuantas a Palas dulces prendas esta

apenas hija hoy, madre mañana.

de errantes lilios unas la floresta

cubran: corderos mil, que los cristales

vistan del río en breve undosa lana;

de Aracnes otras la arrogancia vana

modestas acusando en blancas telas,

no los hurtos de Amor, no las cautelas

de Júpiter compulsen: que, aun en lino,

ni a la pluvia luciente de oro fino,

ni al blanco cisne creo.

Ven, Himeneo, ven; ven, Himeneo.»