De esas cenizas, fénix nuevo espera;

Mas con tus labios quedn vergonzosos
(que no compiten flores a rubíes)
y pálidos, después, de temerosos.

Y cuando con relámpagos te ríes,
de púrpura, cobardes, si ambiciosos,
marchitan sus blasones carmesíes.


Francisco de Quevedo


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sábado, 16 de octubre de 2010

Otro de ocios

"En el claustro del alma me es horror el día; la compañía [es] sedición y guerra" dícenos Quevedo, si no fielmente citado, sí, con presición, describiendo mi existencia. ¿Cuánto tiempo llevará sanar? ¿Cuántas veces más, cuántas veces más me agacharé, buscando mis pedazos, me inclinaré a recogerlos para volverlos a arrojar al suelo?

Dicen los latinos que el mejor remedio para lo que se pierde es el olvido, pero, si tú eres mi olvido -de mí me olvidé por tí, y olvidé todo por estar contigo- ¿Qué alivio puede, entonces, el recordarte darme? No me atrevo ya a levantar los ojos; vencido estoy de mí -de nosotros, mejor dicho- y estigmatizadas, por tus manos, mis manos quedan. Estoy crucificado en tu piel, clavado con recuerdos al borde de la locura. Llevo por corona no espinas, sino el olvido que me trepana hasta los sesos...

viernes, 2 de julio de 2010

Auf Wiedersehen, Schattenreich! Lebt wohl!

Durante algunos meses ya había tenido acercamientos al Steampunk. Sin embargo, lo que me ha impulsado a abandonar al gótico -después de más de ocho años de seguirlos- no puede decirse en una sola palabra: es un conjunto de procesos -internos y externos,- reajuste de ideas, horizontes y metas. Sin embargo, éste (lo que queda de gótico en mí) y el Barroco serán una influencia indiscutible, y quiero extenderlo a este "género" que estoy descubriendo apenas.
Ya Sor Juana anticipaba fusión retórica del barroco con nuevas miras en su Primero sueño, transformación que ocurre de manera análoga en mi visión del mundo. Paso de los desolados rincones de la mente que Poe explorara en el Corazón delator, por ejemplo, al descubrimiento del mundo a la manera de Verne: creando para poder visualizar el mundo en su esplendor, no limitarme al "todo soy ruinas, todo soy destrozos" de Quevedo que tanto tiempo en mí mismo construyera cárcel.

Es la era de los viajes espaciales ya, de la política global, de un nuevo desengaño derivado de las crisis económicas, un nuevo desengaño -al estilo barroco- que está proponiendo terrenos fértiles en todo el globo: la evolución darwiniana tiene razón en enunciar la ley del más fuerte, y quien no evoluciona deja sólo el triste recuerdo de su osamenta; así, el Quijote evolucionó -más bien, deberíamos decir que fue un salto genético- más allá de la narrativa de su tiempo al mezclar géneros, y es así, mutando, que las especies se suceden, perduran. Limitarse a un armazón -el gótico, en mi particular caso- me hubiera condenado a cansarlo, retorcerlo; al agotamiento, a la extinción de las estructuras poéticas y narrativas. Veo una renovación anticipada por la biología y reformulada por la ciencia del hombre, un paso natural. Y, aunque difícil, pues lo es dejar una piel que tanto me diera, las herramientas que se sembraron en mi psiqué han dado su mayor fruto en mi aprendizaje de otras lenguas, de un entendimiento más profundo del modus operandi del ser humano a través del tiempo. Y ¡qué gran injusticia para mi joven alter-ego si negara que fue gracias a todo esto que me conduje por el camino de las letras! ¡Yo, queriendo desentrañar al viejo y buen Poe!

Es así que puedo decir que la entropía que representó para mí el gótico pudo convertirse en energía potencial a través de la reformulación barroca, y es ahora, a través de la construcción de la máquina de vapor, que puedo aprovecharla y convertirla en energía cinética. Sin más por el momento que agregar, sólo quiero decrile "hasta luego" a mi viejo exoesqueleto de sombras y tristezas:
Auf wiedersehen, Schattenreich! Lebt wohl!

domingo, 15 de noviembre de 2009

Algo acerca de mí- influencias en la escritura

Barroco, romanticismo y gótico; Quevedo, Poe y los góticos alemanes contemporáneos.

Leí primero a Poe, a los 10 años, si no me equivoco. El gato negro, el retrato oval, enterrado vivo fueron algunos de los cuentos (los que recuerdo ahora, al menos) que influyeron en mi gusto por la lectura. Hubo un paréntesis donde leí a Lovecraft, a Bécquer, a Anne Rice y otros, pero siempre regresaba a Poe. A los 16 años leí Las aventuras de Arthur Gordon Pym; justo a esa edad comencé a escribir. Pero lo que yo escribía, en forma de prosa, era, en realidad, poesía. Mala, viciada por lugares comunes y metáforas gastadas, pero mía y poesía al fin y al cabo. Luego... no recuerdo cómo fue que conocí a Sopor Aeternus. No habría sido nada trascendente si no hubiera escuchado la canción The sleeper (by Edgar Allan Poe), que me reveló al (¡Mirád a dónde llega la ignorancia!) poeta que fue Poe. Desde que leí The sleeper perdí interés en los cuentos de Poe... y lo gané en su poesía. Leí, releí y volví a leer Annabel Lee, For Annie, The lake to -, The bells, The conqueror Worm... y jamás me saciaba.

Desde los 12 o 13 años comencé a escuchar grupos como Lacrimosa, Crematory o Haggard. Pero no les entendía. Claro, me gustaba la melodía y cómo se escuchaba, pero no entendía nada de la letra (en alemán), que siempre ha sido muy importante para mí. Los dejé de lado un tiempo; desde los 13 o 14 comencé a escuchar a Tiamat, Moonspell, Opeth... pero fueron, de estos 3, Tiamat los que más me influyeron. A pocket size Sun, Atlantis as a Lover, Phantasma de Luxe fueron los temas que más me agradaron entonces y que aún ahora escucho. También Therion fue una anexión que considero importante dentro de mi repertorio por motivos que mas adelante detallaré. Ginnungagap, Secret of the runes, Ljufsalheim, Muspelheim y Schwarzalbenheim formaron parte de mi lista de reproducción, desde entonces y, hasta ahora, llamada Schattenreich. A los 16 años comencé a estudiar alemán con la maestra Sussane Junge, en el centro de idomas en Aguascalientes. Y, gracias a ella (la maestra) y a ello (el estudio) fue que pude, por fin, comprender las canciones que hiciera unos años sólo tarareaba. Entonces fue cuando se anexaron Sopor Aternus, Illuminate, Unheilig, Lacrimosa, Diary of dreams y una larga lista de grupos más. Muchos de ellos tenían un eco parecido al de Poe, por lo que no me fue dificil asimilarlo. Y como el idioma, desde chico, me pareció interesante, se añadió también.

Entonces terminó la preparatioria y entré a Letras. Gracias a mis maestros, especialmente Guadalupe Montoya y Silvia Flota, conocí las jarchas mozárabes, los Minnesang nórdicos, las coplas de Jorge Manrique... y a Quevedo. De él había escuchado cosas en la preparatoria. Cosas que, como todo buen "estudiante", pasé por alto. Recuerdo que mi maestra, Alma Delia, decía (no sé si aún lo haga) que le habría encantado conocer a Quevedo, pero hasta el año pasado supe por qué. Desde que leí sus sátiras a Góngora, versos como "¡Mirad cómo me trata mi deseo; que he venido a tener sólo por gloria/ vivr contento en lo que más me mata!", "y como de alcanzarla tengo gana/ hago correr tras ella el llanto en ríos.///" y los citadísimos tercetos de "Alma a quien todo un dios prisión ha sido,/ venas que humor a tanto fuego han dado,/ medulas* que han gloroiosamente ardido, // su cuerpo dejará, no su cuidado;/serán ceniza, mas tendrán sentido;/ polvo serán, mas polvo enamorado." no he podido separarme de sus escritos... y bueno, eso es.

Ellos son mis "maestros" en ritmo, métrica y, en caso de Quevedo, también me ha conducido recientemente al conceptismo, cosa que yo, desde que leía a Poe, ya aplicaba de forma autodidacta. Con los góticos aprendí a construir mis metáforas; Oswald Henke (Goethes Erben) y Adrian Hates (Diary of Dreams) han sido especialmente influyentes en este aspecto.

Ahora pasemos a la mitología. Siempre he sido un poco... falto de fe. Esto me ha llevado a explorar varias religiones y cosmogonías (varias= 3-4 :) ) . De estas, sólo la azteca y la nórdica se han logrado afianzar a mi forma de ver el mundo. Los aztecas creían que el mundo acabaría si el sol no era alimentado con sangre; esto se debía a que sus leyendas contaban que los dioses se habían sacrificado, después de crear al Sol y la Luna, y que los humanos deberían pagar con lo más precioso para que el mundo (y el quinto sol) no se extinguiera. No recuerdo ahora cómo inicia el mundo para nuestros ancestros, pero, en cuanto lo tenga, lo agrego.



*Gracias a Ana Luisa Topete por la aclaración del acento melas, como se usaba antiguamente y no el modeno dulas.