De esas cenizas, fénix nuevo espera;

Mas con tus labios quedn vergonzosos
(que no compiten flores a rubíes)
y pálidos, después, de temerosos.

Y cuando con relámpagos te ríes,
de púrpura, cobardes, si ambiciosos,
marchitan sus blasones carmesíes.


Francisco de Quevedo


viernes, 2 de julio de 2010

Auf Wiedersehen, Schattenreich! Lebt wohl!

Durante algunos meses ya había tenido acercamientos al Steampunk. Sin embargo, lo que me ha impulsado a abandonar al gótico -después de más de ocho años de seguirlos- no puede decirse en una sola palabra: es un conjunto de procesos -internos y externos,- reajuste de ideas, horizontes y metas. Sin embargo, éste (lo que queda de gótico en mí) y el Barroco serán una influencia indiscutible, y quiero extenderlo a este "género" que estoy descubriendo apenas.
Ya Sor Juana anticipaba fusión retórica del barroco con nuevas miras en su Primero sueño, transformación que ocurre de manera análoga en mi visión del mundo. Paso de los desolados rincones de la mente que Poe explorara en el Corazón delator, por ejemplo, al descubrimiento del mundo a la manera de Verne: creando para poder visualizar el mundo en su esplendor, no limitarme al "todo soy ruinas, todo soy destrozos" de Quevedo que tanto tiempo en mí mismo construyera cárcel.

Es la era de los viajes espaciales ya, de la política global, de un nuevo desengaño derivado de las crisis económicas, un nuevo desengaño -al estilo barroco- que está proponiendo terrenos fértiles en todo el globo: la evolución darwiniana tiene razón en enunciar la ley del más fuerte, y quien no evoluciona deja sólo el triste recuerdo de su osamenta; así, el Quijote evolucionó -más bien, deberíamos decir que fue un salto genético- más allá de la narrativa de su tiempo al mezclar géneros, y es así, mutando, que las especies se suceden, perduran. Limitarse a un armazón -el gótico, en mi particular caso- me hubiera condenado a cansarlo, retorcerlo; al agotamiento, a la extinción de las estructuras poéticas y narrativas. Veo una renovación anticipada por la biología y reformulada por la ciencia del hombre, un paso natural. Y, aunque difícil, pues lo es dejar una piel que tanto me diera, las herramientas que se sembraron en mi psiqué han dado su mayor fruto en mi aprendizaje de otras lenguas, de un entendimiento más profundo del modus operandi del ser humano a través del tiempo. Y ¡qué gran injusticia para mi joven alter-ego si negara que fue gracias a todo esto que me conduje por el camino de las letras! ¡Yo, queriendo desentrañar al viejo y buen Poe!

Es así que puedo decir que la entropía que representó para mí el gótico pudo convertirse en energía potencial a través de la reformulación barroca, y es ahora, a través de la construcción de la máquina de vapor, que puedo aprovecharla y convertirla en energía cinética. Sin más por el momento que agregar, sólo quiero decrile "hasta luego" a mi viejo exoesqueleto de sombras y tristezas:
Auf wiedersehen, Schattenreich! Lebt wohl!

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