Es la era de los viajes espaciales ya, de la política global, de un nuevo desengaño derivado de las crisis económicas, un nuevo desengaño -al estilo barroco- que está proponiendo terrenos fértiles en todo el globo: la evolución darwiniana tiene razón en enunciar la ley del más fuerte, y quien no evoluciona deja sólo el triste recuerdo de su osamenta; así, el Quijote evolucionó -más bien, deberíamos decir que fue un salto genético- más allá de la narrativa de su tie
mpo al mezclar géneros, y es así, mutando, que las especies se suceden, perduran. Limitarse a un armazón -el gótico, en mi particular caso- me hubiera condenado a cansarlo, retorcerlo; al agotamiento, a la extinción de las estructuras poéticas y narrativas. Veo una renovación anticipada por la biología y reformulada por la ciencia del hombre, un paso natural. Y, aunque difícil, pues lo es dejar una piel que tanto me diera, las herramientas que se sembraron en mi psiqué han dado su mayor fruto en mi aprendizaje de otras lenguas, de un entendimiento más profundo del modus operandi del ser humano a través del tiempo. Y ¡qué gran injusticia para mi joven alter-ego si negara que fue gracias a todo esto que me conduje por el camino de las letras! ¡Yo, queriendo desentrañar al viejo y buen Poe!Es así que puedo decir que la entropía que representó para mí el gótico pudo convertirse en energía potencial a través de la reformulación barroca, y es ahora, a través de la construcción de la máquina de vapor, que puedo aprovecharla y convertirla en energía cinética. Sin más por el momento que agregar, sólo quiero decrile "hasta luego" a mi viejo exoesqueleto de sombras y tristezas:
Auf wiedersehen, Schattenreich! Lebt wohl!
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