De esas cenizas, fénix nuevo espera;

Mas con tus labios quedn vergonzosos
(que no compiten flores a rubíes)
y pálidos, después, de temerosos.

Y cuando con relámpagos te ríes,
de púrpura, cobardes, si ambiciosos,
marchitan sus blasones carmesíes.


Francisco de Quevedo


miércoles, 17 de junio de 2009

Exageración del afecto amoroso

Uno de mis favoritos; personalmente prefiero invertir algunos versos de los tercetos, pero es cuestión de gustos...

En los claustros del alma la herida
yace callada, mas consume hambrienta
la vida que en mis venas alimenta
llama por las médulas extendida.

Bebe el ardor hidrópica mi vida,
que ya ceniza amante y macilenta,
cadáver del incendio hermoso, ostenta
su luz en humo y noche fallecida.

La gente esquivo y me es horror el día;
dilato en largas voces negro llanto
que a sordo mar mi ardiente pena envía.

A los suspiros di la voz del canto;
la confusión inunda l'alma mía:
mi corazón es reino del Espanto...

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