De esas cenizas, fénix nuevo espera;

Mas con tus labios quedn vergonzosos
(que no compiten flores a rubíes)
y pálidos, después, de temerosos.

Y cuando con relámpagos te ríes,
de púrpura, cobardes, si ambiciosos,
marchitan sus blasones carmesíes.


Francisco de Quevedo


sábado, 19 de junio de 2010

Un poco de conceptismo, un poco de culteranismo

El conceptismo es una corriente que, aunque no nace durante el Barroco, es en éste que surge su máximo representante en lengua española: Francisco de Quevedo. Más que hablar del autor, quisiera enfocarme a la corriente. Son varios puntos los que maneja, pero todos coinciden en explotar el lenguaje, en forzar su definición, las relaciones semánticas y la forma de relacionarse de cada palabra. No podemos decir que sea lo "contrario" al culteranismo, representado en Góngora; sería más cercano a la verdad decir que uno es veta alterna del otro; son más bien "complementos" que "contrapartes".

Por una parte, el conceptismo tiende a lo breve, a sintetizar en una palabra dos o tres interpretaciones (podemos ver un ejemplo en "érase una nariz sayón y escriba" de la famosísima sátira quevedesca, en donde sayón y escriba remiten ambas a la forma encorvada, por una parte, además de ser el sayón prenda judía, de lo que se acusaba a Góngora) por lo que, aunque podemos comprender el significado literal de cada término, no podemos quedarnos sólo con la primera lectura que tengamos de la obra. Existe, pues, en el conceptismo, una recarga de fondo. Tenemos como ejemplo el cierre del soneto A roma, sepultada en sus ruinas, que dice:
¡Oh Roma! En tu grandeza, en tu hermosura / huyó lo que era firme y solamente / lo fugitivo permanece y dura.
Aquí vemos que la grandeza y hermosura no sólo remiten a la obvia grandeza de Roma como ciudad, sino que puede, además, agregarse la cultural (que en ese entonces no se conocía del todo a los griegos) arquitectónica, urbanística y legendaria fama. El verso siguiente, lo que era firme, hace alusión a la fortaleza del imperio, a las estructuras, al renombre como nación que se construye en un cuarteto anterior. El polvo, el recuerdo (fugitivos ambos, si bien se mira) es lo que nos queda de todo lo que fue el Imperio Romano.


El culteranismo es la forma "culta" -válgale el nombre- de la poesía barroca. La recarga aquí se da en la forma (podemos ver el Era del año la estación florida / en que el mentido robador de Europa... de la Soledad primera de don Luis) más que en la contraparte de fondo del conceptismo. Como contraparte vale analizarlo momentáneamente; lo que se quiere decir queda relegado a la forma de decirlo; se evita hacer una referencia directa a lo que quiere decirse, recargándose en las propiedades de lo evadido para lograrlo. Además, debemos tener en cuenta que el culteranismo se engalana con la mitología. Así, los versos previamente citados evaden la palabra Zeus y toda la estrofa remite simplemente a primavera; metáforas muy hermosas son también resultado de esto: En campos de zafiro pace estrellas; que a la precisa fuga, al presto vuelo, grillos de nieve fue, plumas de hielo. La primera es parte de la estrofa inicial de la Soledad; de Fábula de Polifemo y Galatea la segunda. Ambos son las obras cumbres del culteranismo español.

1 comentario:

  1. Para ser buen poeta, se debe mirar atrás, tú lo haces constantemente, así que si de vate tienes la vena, tu reflexión hace que mane sangre pura.

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