De esas cenizas, fénix nuevo espera;

Mas con tus labios quedn vergonzosos
(que no compiten flores a rubíes)
y pálidos, después, de temerosos.

Y cuando con relámpagos te ríes,
de púrpura, cobardes, si ambiciosos,
marchitan sus blasones carmesíes.


Francisco de Quevedo


miércoles, 18 de abril de 2012

Sin tu latido

A mis veintidós años descubrí la trova. No es que antes me fuera completamente alien, pero no me interesaba en lo más mínimo. Cada amor tiene un detalle particular, por lo que es único. Cientos, en realidad, pero éste empieza con la música.

Hay algunos que dicen que todos los caminos conducen a Roma,
y es verdad por que el mio me lleva cada noche al hueco que te nombra.
Y le hablo y le suelto una sonrisa una blasfemia y luz de rutavuelvo
al faro tus ojos y duermo con tu nombre besando mi boca.

Hay varias razones por las que no había escuchado antes. Primero, supongo que el malinchismoes natural, cosa propia de todos los mexicanos. Sé que no es exclusivo de México, pero come on, nací hablando español, y para mí, la asociación inmediata fue Español = México. Además, Videogames + Cracked's dick jokes + The minor Edda = english. No apoyó tampoco que las primeras referencias de mi lengua fueran, no sé, Fey and shit. Es verdad que para cuando tenía mis primeros atisbos de razón estuvieran de moda también Mambo nr. 5 y tal vez Britney Spears y The Backstreet boys. Pero entonces también estaba en el aire Gorillaz (Clint Eastwood). Sea como fuere, el punto es que el español para mí era el idioma de la escuela, y tal vez el de la "socialización."

Most ofthe time it was about the shit and giggles.

¡PERO el alemán! A los quince, como creo ya mencioné alguna vez, empecé a estudiarlo. En parte para saber qué decían los de Haggard y Lacrimosa y Rammstein, y después Sopor y Angizia, sí, pero también como una forma de aislarme (más) del mundo. No necesitaba que me entendieran mientras pudiera expresarme. No me interesaba. Además, ya escuchaba y entendía muchísimas cosas del inglés, y por acá entró Tiamat. A los dieciséis, puedo decirlo ahora, me enamoré. Y compartí tanto que dejó de ser lo que era mío, mío y que sólo yo podía entender. Y luego la tormenta. Pasaron años y muchas de las canciones que amé (Bresso, Satura, Crucifixio; Phantasma de Luxe, Divided, etc.) se quedaron con algo de ella. Seguí escuchando, pero supe que había habido un meltdown, y ahora sólo quedaba yo en medio del nuclear fallout.

Not so badass looking, though.

Luego llegaron los vikingos (FUCK YEAH!) , y Odín me tomó de su mano, y pude levantarme, y cabalgar los relámpagos. Renací para aprender a sobrevivir. La muerte es el fin de un ciclo, y no quise entenderlo, pero es también el gérmen de una nueva vida. Al mismo tiempo conocí a los poetas de los Siglos de Oro. Ya también lo he mencionado pero they have such massive plated balls of steel...


Lope de Vega: Dick-slapping Chronnos since 1562.

Aquí, después de leer a Quevedo, que fue mi terapeuta y me hizo sanar a través de shock therapy. Luego, Gracián me instruyó en el concepto. Lope de Vega ayudó, y al final, Góngora. Aquí, con ellos, aprendí el verdadero valor de la lengua que heredé. Cómo hilar y deshilar, el sonido de las palabras. Ellos me han instruido en mitología clásica, historia, leyes. Han intentado enseñarme religión, pero fuck that. Yo también le he preguntado <<¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?>> a Thor. No es que no sea espiritual, pero los católicos y yo nomás no nos llevamos. Aquí entran Forseti y Therion, que me acercaron más a las fuerzas de la naturaleza, al cosmos, a Ginnungagap. Y después de los Poetas, así, con mayúscula, entendí que había despreciado lo que constituye más del noventa y cinco por ciento de los pensamientos que tengo al año. Lo demás es cuando leo Cracked o artículos de astrofísica. Y ahora, encadenado a una nueva perspectiva, llega un nuevo amor. Ojalá.

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